Notas de Conexión

October 17, 2021

Tres Secretos Para Poseer Tu Tierra Prometida


La tierra prometida. ¿Qué viene a tu mente cuando lo escuchas? ¿Una tierra donde fluye leche y miel? Suena bien, ¿verdad? Pero déjame preguntarte esto, ¿cuál es tu tierra prometida? Cuando pensamos en una tierra donde fluye leche y miel, parece un lugar agradable para relajarse y estar agradecido. Pero entrar en la tierra prometida tiene un costo: la fe absoluta y la dependencia de Dios. Eso no suena como que Dios vaya a levantarnos y dejarnos en un sillón reclinable ... Él te está llamando a una aventura en la fe. ¿irás a dondequiera que te lleve?

 

¡Dios quiere levantar campeones en Su nombre! Él tiene una tierra de promesas para ti. Promesas que ha hecho para ti, tu familia, y tus seres queridos. Pero debes comprender la importancia de tu fe. Hay tres cosas que te mantendrán alejado de tu tierra prometida: incredulidad, intimidación y un complejo de saltamontes.

 

En Números 13 escuchamos a los doce espías que regresaron para informar sobre la tierra prometida. Dos de ellos tenían buenos informes, pero el resto no. Ellos Informaron: “Pero el pueblo que allí habita es poderoso, y sus ciudades son enormes y están fortificadas. Hasta vimos anaquitas (gigantes) allí. (v. 28).

 

Los espías informaron que la gente en esa tierra era demasiado fuerte, que tenían un ejército de gigantes sobrehumanos y que la tierra que habitaban se comía a la gente debido al terreno o las circunstancias naturales. Y finalmente, temieron no poder atravesar las murallas.

 

Pero en el centro del asunto, solo había una cosa que les impediría tomar su tierra prometida. No fueron los gigantes que se interpusieron en su camino, o las murallas que los detuvo. No fueron todos los obstáculos imposibles de cruzar o las personas que trabajaban del lado del enemigo. Fue simplemente su propia incredulidad.

 

Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad (Hebreos 3:19).

 

Se estaban enfocando en lo que vieron, no en lo que Dios había dicho. Necesitamos enfocarnos en lo que Dios dice, no en lo que vemos. Deuteronomio 6:23 dice: "Y nos saco de allá para conducirnos a la tierra que a nuestros antepasados había jurado que nos daría".

 

Él te sacó de donde estabas para acogerte. Dios no te rescató para que te sientas intimidado, frustrado y sin dirección. Él te salvó del pecado con un propósito. Te liberó de tu situación por una razón. Él sacó a tu familia, porque Él no ha terminado con ustedes. Él tiene algo a donde quiere llevarte. Hay una tierra prometida esperando donde se cumplirán todas las cosas que Él te ha dicho.

 

¿Que te mantiene afuera de esa tierra?

 

Los espías dijeron que la gente fuerte, su ejército, las murallas y las circunstancias que rodean la ciudad los mantendrían afuera. Pero Dios estaba diciendo: “Si tú vas, yo iré contigo y te mostrare cosas con las que nunca has soñado ".

 

Dios dijo que la única razón por la que no entrarían en la tierra prometida sería por su incredulidad. El muro no los detuvo, ni los gigantes, ni el gran ejército, ni las circunstancias ... Pero su incredulidad los mantuvo afuera.

 

Si Dios lo dijo, es hora de ponerte en pie y creerlo. Cree lo que Dios dijo. Cree en la promesa que Él puso en tu corazón.

 

“Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios.

Yo soy el Señor, que les devuelve la salud (Éxodo 15:26)

 

Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)

 

Cree en la palabra de Dios, en las promesas que te hizo, y no dudes.

 

La segunda cosa que los mantuvo afuera fue la intimidación. No puedes dejarte intimidar por lo que ves. En cambio, debes creer lo que Dios te ha dicho. Él tiene una manera de sacarte, y cuando lo haga, ¡Dios tendrá un lugar para ti! Y ese regalo abrirá puertas, ese regalo pagará las cuentas y ese regalo salvará a tu familia.

 

La tercera cosa que los mantuvo afuera es un complejo de saltamontes. Cómo te ves a ti mismo determina cómo te ve tu enemigo. Si crees como lo hicieron los espías, serás un simple saltamontes. Pero el problema no está solo en cómo te ves a ti mismo, sino en cómo ves a los demás, lo que determinara cómo llegas a tu tierra prometida. Cuando veas a los demás como insignificantes, cuando no puedes encontrar su valor, no llegarás a tu tierra prometida. ¿Ves a tus hijos como saltamontes? Deja de ver a los que Dios ha puesto en tu vida como saltamontes. Son parte del destino de Dios para tu vida y es posible que no llegues a la tierra prometida sin ellos.

 

Pídale a Dios que te muestre quién eres tu y a quién ha puesto a tu alrededor. Las promesas que Dios te ha hecho no se anularán.

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